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Política y gasto público (página 2)



Partes: 1, 2

A muchos se les llena la boca al hablar de
pobreza,.. pero pocos dicen que así como es consecuencia
de muchos factores, lo es en particular por las políticas
públicas y las políticas económicas en las
que intervienen los gobiernos.

En la Argentina ya llevamos dos o
probablemente tres generaciones que no conocen lo que es el
trabajo y la generación de recursos por el esfuerzo
propio.

A muchos estudiosos les preocupan las
desigualdades en el ingreso y no está mal que así
sea (aunque no es el verdadero problema). Como remedio a esta
situación proponen mecanismos de "redistribución".
En realidad casi toda política pública – en la que
interviene el estado – es redistributiva, porque transfiere
recursos de unos hacia otros.

Estas políticas desincentivan a unos
y a otros: a los que se les quita porque precisamente se les
retiene parte de lo que producen y a los que "reciben" porque –
aún recibiendo dádivas – los hace preferir mantener
esta situación de "receptores", antes que proveerse por
esfuerzo propio.

La cuestión central es que es
más importante para que un país crezca generar
más riqueza,.. esto es decir: mayor tasa de
capitalización (o sea mayor ahorro y mayor
inversión en fuentes productivas), que genere trabajo
genuino (y no subsidiado por el estado) y mayor cantidad de
bienes y servicios para los intercambios.

No es cierto que como suponen muchos los
intercambios son de "suma cero". Los intercambios son siempre de
suma positiva: cada uno obtiene lo que sus preferencias le
dictan.

Esto significa que resulta irracional
proceder a la "redistribución de lo que hay",.. en otras
palabras: no es cuestión de repartir la torta existente,
la cuestión es agrandar la torta para dar "su"
porción" a cada uno según le corresponda y sea
capaz de obtener.

Resulta importante destacar que en otros
países de la región parecen haber comprendido la
raíz del problema y por ejemplo: aún teniendo tanta
o más desigualdad que la Argentina, tienen indicadores de
pobreza mucho menores.

Por ejemplo – sin ir más lejos –
Chile con un indicador de Gini mayor que la Argentina (0.53 vs
0.50), tiene una tasa de pobreza del 11%.

La reducción de la pobreza en Chile
fue acompañada de una reducción en el indicador de
desigualdad que en 2001 era de 0.56.

¿Qué quiere decir esto? Pues
es sencillo de interpretar: la reducción de la pobreza
mediante la generación de trabajo genuino, nuevas y
estables fuentes de trabajo y salarios que alcancen para permitir
una subsistencia digna, termina por impactar en la
reducción de las desigualdades,.. y no al
revés!

Cuando pensamos en "reducir desigualdades"
e insistimos que son la causa del problema, terminamos por
reclamar su intervención al gobierno, que se ocupa de
hablar de "redistribución" e instala planes y programas
sociales, que nunca alcanzan, además de ellos viven
más que aquellos a quienes dicen servir, mantienen el
statu-quo, y no permiten a los que se destina como
beneficiarios superar su condición.

Por otra parte – resulta una
contradicción – ya que no es este el camino para reducir
desigualdades y en la Argentina las desigualdades han persistido,
mientras que la pobreza ha aumentado.

Entonces el problema no es la
desigualdad,… el problema es la pobreza!

En este punto me permito opinar que estamos
en una trampa y que será difícil de
sortear.

Porque aquellos que nos inclinamos por
"agrandar la torta" es decir: generar la posibilidad de
desarrollar actividades productivas que permiten a las personas
salir de la pobreza (ya sea por ingresar al mercado de trabajo o
por micro-emprendimientos que provean de bienes y servicios a
otros), aprovechando la enorme cantidad de empleos que se generan
a partir del proceso de inversión de capital. Y acuerdo en
que cuanto más libre es la economía, mayores son
las posibilidades que esto suceda, nos encontramos en que llegar
a ello requiere una transición.

Este período desde una
economía regulada, con enorme intervención estatal
y con mecanismos de subsidios, que se suponen "compensadores" de
las desigualdades o aportantes a la reducción de la
pobreza, hacia una economía libre como la descrita en el
párrafo anterior, tiene dos ingredientes
necesarios:

  • Confianza: los mercados (en particular
    los empresarios y los emprendedores) deben tener expectativas
    acerca de que el país les ofrece reglas claras,
    seguridad jurídica, que los contratos serán
    respetados y que no interferirá en los acuerdos entre
    privados (entre muchas otras condiciones), mientras esto no
    suceda la tasa de inversión así como la
    recepción de inversiones de capitales y empresas del
    exterior, estará sumamente restringida. De hecho
    nuestro país es el que menor tasa de inversión
    bruta ha recibido de toda Latino-América desde el
    año 2008.

  • Tiempo: los mercados no generan
    inversiones, trabajo y bienes y servicios de manera inmediata
    (es decir: por puro voluntarismo y de la noche a la
    mañana). Ello requiere un tiempo en el que se
    analizan: la estabilidad de las variables económicas,
    a su vez se pueden analizar "precios" que como señales
    indican que y cuanto producir, se puede realizar los
    cálculos económicos para lo que es necesaria
    una moneda estable y datos ciertos.

Ninguna de estas condiciones están
dadas hoy en nuestro país.

Entonces no es de extrañar que
frente a un país que no cumple sus compromisos, que no
respeta la seguridad jurídica, que ofrece datos no
confiables o que se saben adulterados (aunque ahora parece que el
INDEC intenta recuperarse para alcanzar los requerimientos del
FMI), exista reticencia y desconfianza para la
inversión.

Y no es de extrañar tampoco que los
que inviertan – para compensar el riesgo – quieran ganancias
rápidas, protección arancelaria y subsidios que los
favorezcan.

No se trata que los empresarios de nuestro
país sean perversos y peores que los de otros
países (incluso cercanos), se trata que nuestro
país no ofrece las condiciones de estabilidad y calidad
institucional[24]necesarias para garantizar sus
inversiones y su rentabilidad.

Aunque también debe mencionarse que
durante años hemos vivido un "capitalismo de amigos" y si
analizamos muchas de las mayores fortunas de la Argentina han
surgido de negocios entre empresarios amigos con el
estado.

Precisamente el hecho que se intenten
sincerar las cifras – antes adulteradas del INDEC – y la
búsqueda de acuerdos para superar las deudas impagas,
implícitamente nos dice que el gobierno declama otro
discurso, pero reconoce que necesita de las inversiones y para
ello pretende "una lavada de cara" para ofrecer seguridad y
garantías.

El gobierno parece no saber que eso se gana
con el tiempo – que a veces es necesario mucho y que nos revela
un comportamiento predecible – pero que también puede
perderse rápidamente.

Ya en este punto vemos que el problema no
es fácil de solucionar: lograr un país que inicie
el camino del desarrollo no es una tarea fácil y el
problema para más del 30% de los argentinos es el hoy,.. y
el cómo satisfacer su mesa mañana,.. es decir: un
período de transición sobre el que no existen
recetas claras.

Si el gobierno continúa con este
nivel de gasto público (además mal asignado) ni
lograremos el desarrollo mediante inversiones productivas, ni
mejoraremos – la consecuencia esperada – las condiciones y
circunstancias de la gente que vive en condiciones de
pobreza.

La transición desde un modelo
populista, que ha demostrado conducir siempre al fracaso y de lo
que han tomado nota muchos de nuestros países vecinos,
hace que lograr un país en desarrollo lleve un tiempo en
el que parece no haber soluciones mágicas.

Para muchos[25]las
respuestas en el período de transición son muy
rápidas y es de suponer que muy pocos – se trata de una
curva asintótica ya que nunca alcanzará a todos
como sería deseable – quedarían
excluidos.

Obviamente se menciona a varios
países (entre ellos a China e India) que en pocos
años adoptando una economía de mercado y ofreciendo
suficiente resguardo a las inversiones han logrado sacar de la
pobreza a millones de personas.

Es muy probable que sea así y que
debamos avanzar en ese camino a sabiendas que muchos no
alcanzarán a superar mañana (y tal vez nunca) su
condición actual. Pero aún si fuera este el camino
y sus consecuencias, estimo que el recorrido vale la
pena.

Por mi parte asumo que sostengo – y solo
para la transición – una posición intermedia,
aún a riesgo de las consecuencias esperadas e indeseables
de la intervención gubernamental, como a sabiendas de las
dificultades implícitas en cada uno de los puntos que
expondré:

  • Generar confianza (no apariencias de)
    para lograr inversiones que generen la posibilidad de
    desarrollar actividades productivas, que permiten a las
    personas salir de la pobreza ya sea por ingresar al mercado
    de trabajo o por micro-emprendimientos, aprovechando la
    enorme cantidad de empleos que se logran a partir del proceso
    de inversión de capital.

  • Por ese mismo camino lograr un
    incremento de la tasa de capitalización y que los
    ahorros logrados se vuelquen en nuevas inversiones, cerrando
    el círculo virtuoso al ser generadoras de nuevos y
    mejores empleos.

  • Pero el gobierno deberá hacer
    también sus deberes:

  • Disminuir el gasto público a
    expensas de subsidios empresariales y otros gastos
    innecesarios, ineficientes o improductivos.

  • Disminuir y limitar la emisión
    monetaria

  • Posibilitar a la par un mejor acceso al
    crédito para inversiones.

  • Disminuir también la
    presión impositiva para lograr estímulos a la
    producción y nuevos ingresos al mercado
    laboral.

  • Asumir que sus propias políticas
    han sido la causa de las circunstancias actuales que nos toca
    sufrir (muy difícil porque va contra lo
    declamado)

  • Establecer planes precisos de
    asistencia solo para las poblaciones vulnerables – por
    tiempos limitados hasta permitir su reinserción
    laboral – y con contraprestaciones (como por ejemplo trabajo
    empleado subsidiado en las empresas, con lo que se
    lograría mutuo estímulo: hacer trabajar a unos
    y bajar los costos laborales para la producción a los
    otros)

  • Evitar su utilización
    política (lo que veo muy difícil), en especial
    su reparto clientelar, por punteros y demás
    partícipes de la politiquería barata y
    perniciosa.

Esto parece muy fácil de decir, pero
probablemente en la transición (es decir: "en el mientras
tanto"), deberemos resignarnos a ver que muchos no son alcanzados
por los beneficios.

Aunque es de suponer que cuanto más
rápido y mejor recorramos el camino correcto, antes
veremos los resultados y menor será el número de
excluidos que hoy persisten, a pesar de las políticas de
inclusión declamadas.

En "el mientras tanto" y dado el retraso
cambiario existente el gobierno ha apelado a la
devaluación (26% en una semana, cuando lo venía
haciendo en "cuenta gotas"), para la mejora de la competitividad,
pero debe saberse que esta medida perderá efecto, si la
inflación se mantiene en elevados niveles.

Así como ha "secado la plaza" con
efectos varios: sobre la demanda de dólares y sobre las
expectativas de inflación al disminuir la
demanda.

La inflación existente supera lo
razonable. Cualquier país de la región (salvo
Venezuela), tiene una inflación inferior al 6 ó 7 %
anual, mientras nuestra inflación proyectada llega al 35%
anual.

Es razonable preguntarse – ya que hemos
visto los efectos devastadores de la inflación sobre
cualquier economía – ¿cuánto tiempo podremos
sostener las variables controladas?,.. ¿Cuánto
tiempo tardarán nuevamente en alterarse?

Son varios los escenarios posibles a
futuro. Esperemos que el gobierno cumpla con sus deberes para no
caminar nuevamente por la cornisa.

En este momento nos encontramos luego de
décadas de decadencia con graves problemas para llevar
adelante esta propuesta.

En primer lugar como he mencionado todo
tipo de intercambios necesita una confianza de la que el gobierno
no goza y tardará mucho tiempo en lograr.

En segundo lugar si se avanzara por el
camino del desarrollo ello requerirá tiempo, que no
será poco. Probablemente el cambio de gobierno en el 2015
nos depare nuevas expectativas, siempre y cuando logremos torcer
nuestro pensamiento populista.

Para el ingreso en el mercado laboral no es
una cuestión solo de abrir fábricas. También
es necesaria una mano de obra calificada,.. que no tenemos,
porque años de marginación y a la par un enorme
deterioro educativo (como en muchas otras áreas), nos ha
dejado sin herramientas para ingresar a un mercado laboral que
hoy exige otras calificaciones.

Respecto de lo que denominé
"deterioro en muchas otras áreas", resulta significativo
que las políticas populistas con un discurso de "igualar"
solo han logrado "igualar para abajo", en vez de lograr la
superación permanente de la sociedad.

Para los ojos atentos el deterioro social
es manifiesto y si bien remontar las condiciones
económicas nos llevará mucho tiempo, la herencia
recibida en cuanto a lo social nos será mucho más
difícil de superar.

Lo mencionado no es un dato menor ya que se
parte del supuesto que los gobiernos populistas (tanto como lo
declaman) logran la igualdad, o disminuyen las desigualdades,
generan puesto de trabajo y alcanzan mayor inclusión
social.

Pero la verdad salta a la vista: estos
supuestos son inexactos y logran los efectos contrarios a los que
dicen querer alcanzar.

Se visten con la máscara del
"progresismo" y mantienen el discurso que la gente quiere
escuchar. Pero la realidad es cruel, pues para mantener lo que
prometen deben mantener un gasto público insostenible, por
su ineficiencia y por sus consecuencias, que termina por impactar
a todos y en especial a los más desfavorecidos.

Es cierto que los gobiernos tienen
infinidad de recursos para disimular, posponer o poner las culpas
en otros, lo que es una forma de mantener su discurso, de las
consecuencias indeseadas de sus políticas.

Pero además disponen no solo del
monopolio en la emisión monetaria, sino de
múltiples formas de intervención.

Finalmente este modelo intervencionista y
que deposita en el estado la potestad en la búsqueda de la
declamada "justicia social", logra precisamente lo contrario,
pues la consecuencia de sus desajustes los pagan más
quienes menos tienen.

La justicia social no parece que la logran
quienes solo la declaman. Es más justo tener trabajo y con
el esfuerzo propio llevar el pan a la mesa que recibir una
dádiva.

Por eso los gobiernos deben ser controlados
y el poder debe ser limitado, si no encuentran ellos mismos las
razones para limitarse a sus funciones y permitir un soporte
político basado en la libertad.

El respeto y cuidado de las instituciones
es la base que permite la iniciativa personal y un subsecuente
desarrollo económico que mejora las condiciones de vida de
toda la sociedad.

Esto es el respeto y estímulo a la
iniciativa personal, al esfuerzo, al trabajo, a la
innovación y a los valores que inducen a los individuos a
crecer en un marco de sana competencia, con la convicción
que en estas sociedades la generación de riqueza por unos
alcanza inevitablemente al conjunto…(..)..Se parte de la
idea que la intervención del Estado es dañina – y
entra en un punto en colisión – con las libertades
individuales, los derechos civiles, la generación de
riqueza y la economía.

El gobierno no se limita, ¡ni
remotamente!, a la realización honesta y eficaz de estas
tareas, metiéndose donde no debería meterse, es
decir, ¡hasta la cocina![26] Lo que no
deja de tener graves consecuencias.

Hasta que la crisis se hace evidente el
pensamiento de la sociedad es leída por los
políticos y sucede como en nuestro caso que se declama un
nacionalismo militante en lo político y un socialismo de
derecha en lo económico.[27]

Grave contradicción:
"…ningún país serio y normal del planeta
conduce los asuntos públicos de ese
modo….(….)…esos países creen en el
mercado, la competencia y la apertura y en ninguno de ellos es
concebible que los parlamentarios se pongan de pié para
aplaudir la declaración de que el país decretaba la
bancarrota y rechazaba el pago de la deuda externa,…En esas
naciones se suelen cumplir los compromisos y hay leyes severas
que castigan a quienes rompen los
pactos
,…"(Ibíd)

Resulta difícil de aceptar que los
argentinos repitamos desde hace muchos años una y otra vez
las mismas recetas,.. sostengamos las mismas ideas,.. siempre con
los mismos resultados, y no acertemos a recorrer el que ha
permitido a otros salir del estancamiento y el
subdesarrollo.

 

 

Autor:

Dr. Eduardo Filgueira
Lima 

Magister en Sistemas de Salud y Seguridad
Social (ISALUD) Magister en Economía y Ciencias
Políticas (ESEADE)

Doctorando en Ciencias Políticas
(USal)

Buenos Aires, 20 de Marzo de
2014

[1] Yeatts, G. “Historia de dos
revoluciones” En: Valores, educación e
instituciones. Claves para interpretar la Argentina (Cap II)
Fundaión Atlas (2004)

[2] Rouseau, J. J. “El Contrato
Social” (1762)

[3] Rousseau, J. J. “Discurso sobre el
origen de la desigualdad” (1754)
http://juango.es/discurso%20sobre%20el%20origen%20de%20la%20desigualdad.pdf

[4] Rawls, J. “Teoría de la
justicia”. Fondo de Cultura Económica, Mexico.
(2006)

[5] Chartier,G. “Global Justice and the
Foundations of International Law”. Palgrave Macmillan,
(2014) 

[6] Locke, J. “Segundo tratado del
gobierno civil” (1662)

[7] Roselló, M. “El liberalismo
no es para las relaciones estatales”. Instituto Juan de
Mariana
http://www.juandemariana.org/comentario/6578/liberalismo/relaciones/estatales/
(2014)

[8] Krause, M. “El papel de las
ideas”
http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2014/02/20/el-papel-de-las-ideas/
(2014)

[9] NA: salvo que se refiera solamente a
igualdad ante la ley.

[10] NA: salvo que se refiera a un supuesto
romántico y retórico

[11] Peruzzotti, E. & Smulovitz, C.,
"Controlando la Política. Ciudadanos y Medios en las
nuevas democracias latinoamericanas”. Buenos Aires
Editorial Tema. (2002)

[12] Keynes, J. M. “Teoría
general del interés, el empleo y el dinero”
(1936)

[13] Buchanan, J. “Democracy in
Deficit: The Political Legacy of Lord Keynes” Library of
Liberty (1977)

[14] Shvets, A. “Error of Keynes”
(2013)
http://andreyshvets100.blogspot.com.ar/2013/11/error-of-keynes.html?goback=.gde_147660_member_5806482407871762433#%21

[15] Say, J. B. A Treatise on Political
Economy, or the production, distribution and consumption of
wealth, (1803). 

[16] PPA: Paridad del Poder Adquisitivo

[17] Argañaraz, N. Instituto Argentino
de Análisis Fiscal (IARAF), en el XIIIº Congreso
Tributario CPCEBA (2014)

[18] Blanco, J. L. Director de Tendencias
Económicas Consultora. Informe Marzo, 2014)

[19] Colina, J. Informe IDESA Nº 539
(marzo, 2014)

[20] Caldarelli, A. “Emisión e
inflación en la Argentina” (2014)

[21] Giacomini, D.
http://diegogiacomini.blogspot.com.ar/2013/10/la-inversion-publica-es-13-de-los.html
(2014)

[22] UCA: Observatorio de la deuda social
Argentina. “Desajustes en el desarrollo económico
y social”
http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/Anexo_Estad-stico_actualizaci-n_31.07.13.pdf
(2013)

[23] Filgueira Lima, E.
“Política, economía y pobreza” (2013)
https://www.academia.edu/4351076/Politica_economia_y_pobreza

[24] Miller, T & al. The Heritage
Foundation: “Indice 2014 de libertad
económica” (2014)

[25] Ravier, A. & Krause, M. “Otra
vez sobre la pobreza”. Punto de vista económico
(2014)

[26] Damm Arnal, A. “Asuntos
Capitales” (2014)

[27] Montaner, C. A. “La Argentina
quiere ser un país normal” (2004)

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